Hacía tiempo que queríamos ir y nunca encontrábamos el momento, pero por fin, hemos estado en la Taverna Oniric, en la zona de Sagrada Familia, calle Industria entre Sicilia y Sardenya.
Antes de empezar con lo que comimos, etc, etc, decir un par de cosas:
Primero: lo de “Taverna” todavía no lo entendemos. ¿Quién decidió en su día ponerle taberna a ese sitio?
Cuando te hablan de taberna esperas encontrar barriles de madera para apoyar las cañas y una barra llena de pinchos o tapeo rápido, pero este sitio es un restaurante con una decoración muy actual que hace no entender lo de taberna, pero bueno, algún motivo habrá… ¿? (ya nos lo dirán…)
Segundo: Decir que detrás de los fogones de este sitio no debe haber cualquier “matao”, no conocemos al cocinero, pero debe ser un p*** crack porque los platos que hace, si el local estuviese en el “upper diagonal”, valdrían 3 veces más.
Se nota el talento sólo con mirar la carta (tipo platillos para tapear) donde se puede ver que en cada plato hay elaboración de verdad y no 3 ingredientes al tun-tún.
La decoración del sitio está muy bien, muy actual. Justo entrar tiene una barra con taburetes y un expositor de vinos y al adentrarse en el local se encuentran una especie de mini-zonas separadas para mesas de 4, 2 o más personas y en la parte final lo que sería más un tipo comedor con todas las mesas en el mismo ambiente.
Nos sentamos, nos traen la carta, le echamos un vistazo y primer problema; ¡nos gusta todo!
En esta vida uno no puede ser de buen comer porque va a sitios así y lo pasa mal…
Hacemos un pica-pica de croquetas, bravas y salteado de setas.
Las croquetas de pollo caseras (evidentemente), crujientes por fuera y tiernas por dentro que te dejan con las ganas de pedir un tupper y llevarte 2 docenas a casa.
Las patatas bravas con all i oli y sobrasada buenísimas también y el salteado de setas con pollo espectacular.
Ya como plato principal pedimos un arroz meloso con perdiz y una sepia con rossinyols y papada.
El arroz estaba en su punto igual que el punto de la carne. Nunca habíamos probado esta combinación y hay que decir que es de 10!
¿Qué decir de la sepia con rossinyols y papada…? Otra maravilla culinaria que te demuestra el nivelazo de cocina que hay en este sitio.
Para ir acabando el festival, nos pedimos un postre, torrija de santa teresa con crema de avellana y helado de nata. No somos mucho de dulces, pero hay que reconocer que también estaba muy bueno.
4 copas de vino, un café, postre y semejante cena, subió un total de 76€, que para este nivel de cocina, creemos que está muy bien.